Desde la reunión de los líderes mundiales en Washington en el ocaso de la presidencia de Bush, los líderes del G20 no han alcanzado ningún acuerdo para impulsar a la economía global y salir de la crisis. El próximo 2 de abril se dará una nueva reunión del G20 en el Reino Unido en donde se espera que se logren consensos con respecto a lo que será la nueva estructura económica del mundo. Sin embargo, se ve difícil que logren alcanzar un acuerdo dado que los distintos polos de poder al interior del G20 se encuentran lejanos.
Por una parte la Unión Europea se encuentra en la antípoda de los Estados Unidos. La diferencia estriba en que la administración de Barack Obama propone que el gasto del gobierno es el combustible que permitirá reactivar a la economía mientras que la Unión Europea empuja por una mayor regulación del sistema financiero. Además el Banco Central Europeo no ha hecho a un lado las preocupaciones por la inflación por lo que en sintonía con Europa no ve en el gasto público una salida.
El premio Nobel de economía 2008 Paul Krugman ha dicho que la postura europea es bizarra dado que ni aun inyectando un billón 200 mil millones de dólares a la economía europea se podría generar el nivel de consumo que empuje la inflación.
Ayer el presidente del Banco Central de China propuso la creación de una moneda que sustituya al dólar como divisa de intercambio internacional dado que tiene vulnerabilidades inherentes. La postura se da porque los chinos están enojados y preocupados con los estadounidenses debido a que tienen un billón de reservas en dólares por lo que la posibilidad de que estos pierdan su valor de darse una gran inflación que podría ser provocada por el excesivo gasto del gobierno, eso los tiene mal. La postura china es más un grito de afirmación que una propuesta concreta.
Hasta ahora se puede pensar que México ha seguido la posición de Estados Unidos junto con Japón que ven en el gasto del gobierno la medida más eficaz para salir de la crisis.
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