2/28/2008

Los caminos de Raúl


Un personaje que pertenece a una novela de Eliseo Alberto dice en algún punto: “Cuba es un piano que toca detrás del horizonte”, todo parece indicar que por algún tiempo la isla seguirá tocando al mismo ritmo pero es un hecho que la melodía está agotando sus compases.
El relevo formal de Fidel Castro a cargo de su hermano Raúl no ha significado un cambio significativo desde el punto de vista del día a día en la isla.
La presión para que se realicen cambios en la isla sigue creciendo y aunque no se dan manifestaciones en la calle es evidente que existe una fuerza subyacente que está esperando a salir y dependerá de la habilidad de Raúl Castro el que se logre que la salida de esta fuerza no se de manera explosiva.
Raúl Castro tiene opciones limitadas para lidiar con la presión que hay en la isla. Uno de los caminos que puede seguir es apostar por mantener el estatus quo de la situación confiando que los órganos de control sigan haciendo su trabajo como hasta ahora. En este caso el cálculo es que aun sin la legitimidad de Fidel Castro el aparato burocrático y de control continuará funcionando como hasta ahora y mantendrá su capacidad frente a las crecientes presiones con el aire extra de recursos que logra inyectar Hugo Chávez. No obstante, sería una apuesta arriesgada porque finalmente la situación actual no podrá seguir por otros diez años dada la edad de la generación que se encuentra en el gobierno. Por lo tanto la apuesta racional que tiene que estar tomando el nuevo presidente de Cuba es encargarse de conducir las reformas.
Los cambios que tendría que operar Raúl Castro se tienen que dar con una celeridad no conocida hasta ahora en Cuba, de lo contrario el gobierno será rebasado rápidamente y perderá el control. Por otro lado los cambios fundamentales tendrán que esperar al menos hasta noviembre una vez que se defina quien será el presidente de los Estados Unidos.
Una de las preocupaciones de Raúl Castro debe ser habilitación de un relevo generacional de la dirigencia política de lo contrario cualquier cambio y reforma que logre realizar será barrida en un plazo no mayor a diez años. Desde que Roberto Robaina salió de la escena política en Cuba no ha habido otra figura visible joven que pudiera hacer pensar que ese relevo es posible.
El nombramiento de Ramón Machado al puesto número dos del régimen ha provocado que los analistas duden de la profundidad de los cambios en la isla, dado que Machadito como lo nombra Fidel ha sido una de las figuras más duras de la Revolución Cubana. No obstante se ha mantenido en la escena Carlos Lage que fue al que vimos contestando preguntas en un foro con jóvenes cubanos lo que muestra una mayor flexibilidad y un reconocimiento de la necesidad de los cambios. Los retos que tiene frente a si la dirigencia de Cuba para un desenlace no explosivo en la isla son enormes, la posibilidad de éxito es pequeña dado que es probable que se de un reflujo que trate de derribar al esclerótico régimen actual, esto sin contar la presión que ejercerán los cubanos desde Miami.

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