Recién ocurrió el relevo de Fidel Castro, escribí que la isla necesitaba cambios rápidos ya que de lo contrario no tardaría en ocurrir un conflicto interno de grandes proporciones. Raúl Castro ha decidido tomar el camino de las reformas aceleradas lo que implica un gran reto debido a que a la liberalización de ciertos aspectos de la vida cotidiana tendrán que ser el preámbulo de la concesión de mayores libertades políticas.
Anteriormente yo escribí que las reformas tendrían que esperar a la elección estadounidense, sin embargo, parece que las presiones internas son mucho mayores de lo que se anticipaba.
Los pasos dados por Raúl Castro señalan su pragmatismo y su sagacidad política, ahora tendrá que seguir administrando la transición para evitar que ocurra un desenlace similar al que se dio con la perestroika de Gorvachev y en donde los cubanos de Miami tratarán de jugar un papel creciente que puede resultar explosivo. Mucho dependerá de quien sea el siguiente presidente de los Estados Unidos.
La apuesta de Raúl Castro es arriesgada, se trata ganar legitimidad para poder ser el conductor de la isla hacia un nuevo régimen en el que no necesariamente habrá urnas al estilo occidental pero si mucho mayores libertades políticas. Venezuela sin duda servirá de tanque de oxigeno para la dirigencia cubana, sin embargo, esto también puede constituir un factor explosivo dada la volatilidad del líder venezolano. Las presiones y los factores involucrados en una transición en Cuba requieren de un líder de sangre fría, con sensibilidad para sentir al pueblo y con la exactitud de ejecución que se demanda de un miembro del escuadrón antibombas.
Anteriormente yo escribí que las reformas tendrían que esperar a la elección estadounidense, sin embargo, parece que las presiones internas son mucho mayores de lo que se anticipaba.
Los pasos dados por Raúl Castro señalan su pragmatismo y su sagacidad política, ahora tendrá que seguir administrando la transición para evitar que ocurra un desenlace similar al que se dio con la perestroika de Gorvachev y en donde los cubanos de Miami tratarán de jugar un papel creciente que puede resultar explosivo. Mucho dependerá de quien sea el siguiente presidente de los Estados Unidos.
La apuesta de Raúl Castro es arriesgada, se trata ganar legitimidad para poder ser el conductor de la isla hacia un nuevo régimen en el que no necesariamente habrá urnas al estilo occidental pero si mucho mayores libertades políticas. Venezuela sin duda servirá de tanque de oxigeno para la dirigencia cubana, sin embargo, esto también puede constituir un factor explosivo dada la volatilidad del líder venezolano. Las presiones y los factores involucrados en una transición en Cuba requieren de un líder de sangre fría, con sensibilidad para sentir al pueblo y con la exactitud de ejecución que se demanda de un miembro del escuadrón antibombas.
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