El día de ayer los legisladores mexicanos se auto celebraban por haber alcanzado acuerdos al pasar la Reforma Energética, como si no fuera su obligación alabaron su capacidad de diálogo. Es como si un taxista celebrara que sabe manejar.
Muy contento el presidente dio un mensaje a la nación en el que aplaudió a los legisladores y además nos dijo a los mexicanos que nuestro país será una potencia petrolera gracias a esta Reforma. Los mensajes y las declaraciones de ayer son un acto de onanismo y enanismo.
La clase política mexicana otra vez no estuvo a la altura de las circunstancias, una vez más la responsabilidad y el dividendo político recorrieron caminos distintos. El presidente no es un estadista, no tiene la capacidad de elevarse sobre la circunstancia, no ha podido ejercer un liderazgo, lo de la Reforma Energética solo es un síntoma de este enanismo político.
Las preguntas sin contestar seguirán sin ser contestadas. ¿Qué medidas se aplican para combatir la corrupción en el Sindicato de Petróleos Mexicanos? ¿Qué criterios se implantarán para mejorar la eficiencia de Pemex? ¿Por qué en el mensaje no habla de cifras concretas o aproximadas de los montos que se invertirán para explotar los yacimientos en aguas profundas?.
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