Barack Obama ha probado que además de ser un gran candidato es un presidente excepcional. En un principio supuse que sería un tanto conservador, sin embargo, ha empujado su margen al límite sobre todo en política exterior. Por ejemplo, en la reunión del G20 operó para que Francia y China acercarán sus posiciones lo que permitió sacar adelante algunos puntos del compromiso suscrito por los asistentes. En Francia, Obama pidió perdón por los abusos de su país pero criticó la doble actitud de Europa hacia los Estados Unidos. Además con el presidente ruso logró un cambio en la tónica de la relación mientras que en Praga se pronunció por eliminar el armamento nuclear. Un día después tendió la mano al Islam. En pocos días el presidente estadounidense logró grandes avances aunque la derecha de su país lo criticó por pedir perdón y también le llovieron críticas por no lograr sus objetivos en Europa.
Unos días después Obama vino a México y a diferencia de su gira por Europa sus discursos en nuestro país fueron neutros con ninguna otra aspiración que la de cumplir el trámite. En el discurso de la recepción, Barack Obama improvisó. En cambio Calderón que normalmente da discursos de trámite, en esta ocasión fue muy asertivo y claro en los temas de seguridad y comercio.
Al siguiente día en la Cumbre de las Américas, Obama volvió a hacer historia al proponer una nueva relación con la región y particularmente buscando restablecer las relaciones con Cuba terminando con un alejamiento que ya casi cumple 50 años.
¿Por qué a Obama parece no importarle demasiado México? Aún cuando somos el tercer socio comercial de Estados Unidos, somos parte integral de su seguridad nacional, somos el país en donde viven más estadounidenses, somos un polo de fuerza laboral y hasta ahora también uno de sus principales proveedores de petróleo, entre muchas otras cosas, ¿por qué Obama no busca construir una agenda proactiva hacia México?.
Encuentro dos razones: una es que en la ecuación costo beneficio meterse de lleno con México tiene menos beneficios y más costos políticos. La segunda razón, es que en la relación con México Obama no encuentra espacio para hacer historia. Quizás el mayor defecto y la mayor virtud de Obama es que busca hacer historia la mayor parte del tiempo, eso lo lleva a cambios casi revolucionarios pero también lo puede llevar a escenarios más volátiles. En el caso de México ninguna de las dos opciones dado que al igual que con presidentes pasados México es ese vecino lejano que topamos de vez en cuando cuándo salimos de la casa. El problema puede derivar en que un día las cosas podrían cambiar y se vería obligado a lidiar con México de manera reactiva y no proactiva.
¿Qué debería hacer México? buscar un mayor contacto con los mexicanos viviendo allá, fortalecer los vínculos del estado con las familias que viven al norte de la frontera. Impulsar políticas más enfáticas para que los migrantes sean mejor recibidos. Existen algunos programas de este tipo pero son muy débiles y limitados, una de las medidas por ejemplo sería permitir el voto masivo en el extranjero, el único problema es que aumentaría la inestabilidad en las elecciones en México. A diferencia de otras minorías en los Estados Unidos los mexicanos que viven allá no están muy politizados por lo que no tienen ningún interés en organizarse como si ocurre con los cubanos o los israelís que a través del lobby y el peso de sus votos han logrado definir la política exterior de Estados Unidos en temas específicos por décadas.
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