9/14/2005

Catástrofes aniversarios y seguros.

Catástrofes aniversarios y seguros.

En los últimos días se ha observado como el país más poderoso de la tierra no ha podido articular una respuesta frente al huracán Katrina. Los tres niveles de gobierno, local, estatal y federal no pudieron prever la crisis humanitaria que causaría el huracán. No pueden argumentar sorpresa como en el caso del 11 de septiembre ya que el evento tenía un tamaño de más de 200 kilómetros y se acercó a Nueva Orleans y Luisiana en un proceso de varios días.
Como ya se ha dicho incansablemente los más afectados fueron los pobres que en la Unión Americana normalmente son negros y también latinos. Pocos pensarían que un país con un presupuesto militar de 400 mil millones de dólares dejaría los cadáveres de sus ciudadanos pudrirse en las calles.
Lo ocurrido en los con nuestros vecinos del norte debe hacernos pensar de cara al vigésimo aniversario de uno de los desastres naturales más fuertes que ha enfrentado el país. Habló de los terremotos del 19 y 20 de septiembre de 1985.
Hace 20 años la capital del país experimentó un verdadero cataclismo, en ese entonces las autoridades también se vieron rebasadas y fue la sociedad civil la que pudo dar una respuesta.
Hace 20 años De la Madrid al igual que Bush tardó días en reconocer la magnitud de lo ocurrido, los primeros días fueron de parálisis. Todo esto nos debe llevar a preguntarnos ¿si estamos preparados para afrontar un nuevo terremoto?.
Se requeriría de hacer un estudio para determinar cual es la capacidad de reacción de las autoridades y cuales son las medidas que se deberían tomar para aminorar los daños. Posterior a las terremotos del 85 se tomaron algunas medidas, en las escuelas se hacían simulacros, protección civil realizó estudios para determinar las zonas de poco riesgo en caso de un terremoto. Sin embargo, conforme fue pasando el tiempo los simulacros se fueron espaciando hasta que se realizan cada año en el aniversario del primer terremoto. Las zonas seguras han quedado borradas de los edificios nuevos y viejos.
Desconozco si el impulso en los nuevos fraccionamientos de interés social cumplen con las normas de calidad en cuanto a materiales para evitar que como sucedió en el 85 los edificios se desplomen como casas de naipes. Pero a juzgar por la rapidez y urgencia para aprovechar el mercado y bajar los costos hay que se un tanto escéptico.
Lo cierto es que como organización social somos particularmente vulnerables a las catástrofes naturales. Uno de los factores que ayudan a la reconstrucción y ha disminuir el descalabro económico a nivel social, son los seguros.
En México no existe una cultura del seguro, el común de las personas no considera al seguro como un elemento fundamental en sus vidas. La cultura de prevención en nuestro país no está muy arraigada y eso aumenta nuestra vulnerabilidad.
Más allá de la ausencia de una cultura de prevención las compañías aseguradoras tampoco han sabido promocionarse. Además según la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios y Servicios Financieros (Condusef) el año pasado las quejas en contra de las compañías crecieron 30 por ciento debido en mayor medida a que las compañías de seguros buscan retrazar lo más posible el pago de los siniestros con la finalidad de jinetearse el dinero. A esto se suman un gran número de quejas por los seguros masivos como los que venden los bancos que la mayor parte de las veces no responden a las necesidades de las personas.
El problema de los seguros en nuestro país es muy complejo, quizás hace falta un en foque como el de la “base de la pirámide”, del que hablamos la semana pasada, que consiste en diseñar productos para que la mayor parte de la población que no tiene mucho dinero pueda acceder a este tipo de servicios, por ejemplo: hay seguros masivos de vida que tienen un bajo costo y que por lo tanto pagan poco dinero en caso de una enfermedad o fallecimiento. Esos seguros se pueden complementar con seguros también baratos debido a que tienen un alto deducible por ejemplo: de 100 mil pesos. Las compañías permiten seguros concurrentes es decir que con un seguro se pague el deducible de otro seguro de tal suerte que se pude tener una buena cantidad asegurada con un precio no tan alto. En realidad deberían ser las aseguradoras las que tendrían que preocuparse por diseñar productos para la base de la pirámide.

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