Asked what Americans should know when they awake Friday morning, Paulson said: “It’s Friday.”
La economía del planeta se enfrenta a uno de sus momentos más críticos, la responsabilidad recae en los Estados Unidos y la falta de regulación del sistema financiero que sucumbió a los incentivos perversos de la autoregulación.
Ante la inminente debacle del sistema financiero Henry Paulson secretario de Tesoro presentó un plan de rescate de 700 mil millones de dólares para absorber los instrumentos financieros en problemas. El riesgo de un colapso financiero haría ver a la Gran Depresión del 29 como una pequeña falla por lo que el plan requirió del mensaje del presidente Bush sumadas a intensas negociaciones. Hasta ahí todo bien.
Las reuniones comenzaron, los senadores cuestionaron a Henry Paulson y Ben Bernanke, con algunos cambios pero el acuerdo parecía inminente. El presidente W. Bush convocó a los candidatos a la presidencia a que se reunieran en la Casa Blanca junto al Senado de sus respectivos partidos. McCain suspendió su campaña dejando en suspenso el primer debate con Obama.
Ambos candidatos fueron a la Casa Blanca y parecía que la clase política de los Estados Unidos pudo elevarse más allá del trajín electoral para resolver la crisis más sería que ha enfrentado a la economía de su país y por lo tanto la del mundo. Hasta ahí todo bien.
Los Senadores de ambos partidos dieron conferencias de prensa en donde celebraron la aprobación del acuerdo.
Después llegó la confusión, la niebla de guerra. De manera sorpresiva el líder de los Republicanos en la Cámara de Representantes dijo que no apoyarían la propuesta de rescate. Después de todas las negociaciones, la Casa Blanca no había logrado la aceptación de su propio partido y lo peor es que según parece no lo sabía. La líder de los Demócratas en la cámara baja Nancy Pelosi habló de traición Republicana y amenazó con retirar el apoyo de su partido. En ese momento Henry Paulson recurrió al único recurso retórico que le quedaba para evitar un colapso de las negociaciones y por lo tanto de la economía, el secretario se puso de rodillas y rogó.
Hoy la incertidumbre es la constante y el mundo espera a que los Estados Unidos decidan. El globo se pregunta What the hell? o en buen español ¿y ahora que chingaos?
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